Todos vamos a morir, es obvio. Primero nuestros abuelos, después nuestros padres, luego nosotros y, finalmente, nuestros hijos. Este es el orden natural, como todos esperamos que ocurra. Sin embargo, de vez en cuando las cosas no salen como se estableció originalmente, y la muerte puede venir a visitar antes de lo esperado. Todos tenemos un familiar que falleció cuando menos lo esperábamos, alguien a quien nunca pensamos perder tan pronto, y un día regresamos y nos dan la noticia de que no volverá. Es triste, es un dolor incomparable y es una realidad de la vida.
Cuando esto sucede, es duro. Nunca me podría poner en el lugar de alguien que perdió a un hijo ni en los zapatos de alguien que perdió a un padre o a un hermano demasiado pronto. El dolor es inmensurable y no lo trataré de hacer de menos ni aconsejar de algo que no tengo ni idea. Lo que intento es simplemente dejar un pequeño mensaje para las personas que realmente me extrañarán si mañana no estoy, un pequeño recordatorio de cómo viví, cómo veo el mundo y qué les diría, si pudiera volver por unos momentos después de morir.
Primero, siempre he creído que en el mundo somos insignificantes, después de que morimos, las personas se acordarán de nosotros con un comentario de “era buena persona” y después nunca volverán a hablar de ti. No es cruel, es la vida. Y está bien, nacimos, crecimos, hicimos nuestra cooperación al mundo y aportamos a las personas a nuestro alrededor, morimos, nos olvidan y alguien más viene a ocupar tu lugar en esta tierra. Es la manera en que siempre ha sido y siempre seguirá siendo.
Ahora bien, estamos en este mundo rodeados de seres queridos, rodeados de personas a las que muchos llamamos familia y por la cual daríamos la vida si es necesario y cuya presencia nos alegra y da sentido pero que por lo mismo, cuando se van, nos dejan destrozados y es para ese grupo de personas que quiero escribir esto, para las personas que le dieron significado a cada uno de mis días y la razón por la que valió la pena vivir. Y son pocos, probablemente se cuenten con una mano y está bien, así tiene que ser, porque de eso se trata la vida. Ellos me hicieron la persona más afortunada del mundo y quiero creer que yo ayudé a darles un propósito a su vida también, por eso ahora que ya no estoy, merecen saber que:
Me fui porque Dios así lo quiso. No hay nada en el mundo que ustedes, yo o cualquier otro hubiera podido hacer diferente para evitar que yo ya no esté en este planeta. Mi camino ya estaba señalado desde antes de que naciera y me tocaba partir el día que lo hice. Nunca piensen, ni por un segundo, que podrían haber hecho algo diferente para cambiar mi destino, para bien o para mal. Hay cosas que solo Dios controla, y esta es la principal. Si hoy no estoy con ustedes, yo no sé por qué y ustedes tampoco lo sabrán nunca. Nunca lo entenderemos, nunca lo sabremos, pero ocurrió y solo queda aceptarlo. Hay cosas más allá de nuestro entendimiento que se mueven y se alinean, y aunque parezcan injustas o inmerecidas, son necesarias. No pierdan tiempo queriendo luchar contra el destino; ya está escrito y solo somos actores en él. Lo importante no es por qué no tuvimos más tiempo, lo importante fue lo que hicimos en las oportunidades que tuvimos y esos son tesoros y recuerdos invaluables.
Hice lo que tenía que hacer. Siendo como soy, probablemente estaba trabajando en un nuevo proyecto, en una nueva meta, en un nuevo reto. Seguramente, hace solo unos días, ya había hecho una lista de todas mis nuevas ideas de negocios, de los países a los que quería ir y vivir, de los deportes nuevos que quería probar, o del nuevo problema en que me había metido y del que estaba tratando de salir. Y si ese es el caso, porque lo será, no lamenten pensando que “no cumplí un sueño”, que no llegué a donde quería llegar o que no vi todo lo que quería ver. No es así. Yo viví, hice, vi y escuché todo lo que quise y lo que en mis planes de allá arriba estaba escrito. No hay nada en mi lista de pendientes. Comí, bailé, leí, viajé y disfruté cada día como si fuera el último. Viví sabiendo que mañana no estaba asegurado y no hay nada de lo que me arrepienta por no haberlo intentado. Fui un hombre muy afortunado y la vida y Dios me dieron lo que quise y mucho más. Y eso es lo único que ahora importa.
Sigan viviendo a su manera. Yo no dejo ningún pendiente. Todo lo que yo amaba y quería se fue conmigo. Ustedes son ustedes y por favor permanezcan así. Peleen por sus causas, persigan sus propios sueños y vivan de la manera en que ustedes quieren vivir. La mejor manera de honrar mi muerte es que nunca dejen de hacer algo por miedo o porque actualmente no ven los medios ni la manera para obtenerlo. Un paso a la vez, un millón de pasos después pero llegarán a la meta y si no, quedarse en el camino de algo que querían sabe mucho mejor que no dar ningún paso. Y lo sé bien porque fracasé en todo, pero en nada me rendí. Si me cerraban un negocio, abría otros dos. Si no pude correr 42km entonces corría 60. Si me dejaba una mujer entonces me conseguía… bueno, ustedes entienden. La vida trae un sinfín de oportunidades a los que tienen el valor suficiente para abrir esa primera puerta y cruzar al otro lado.
Y aunque quisiera tener un libro entero acerca de mi filosofía de vivir y cómo veo el mundo, la verdad es que todos corremos una carrera distinta y ni toda mi “sabiduría” les serviría para algo. Mi carrera en la vida tenía ciertos obstáculos y ciertas ventajas, ustedes tendrán otra carrera. Lo único que ahora importa y quiero que sepan es que mientras corría, en cada paso los tenía a ustedes apoyándome desde las gradas y empujándome a seguir adelante, sin importar los obstáculos que me arrojaban y por eso, estoy muy agradecido. Tuve al mejor equipo que alguien pudo desear y no le pediría a Dios volver a nacer si no es con ustedes a su lado. Y aunque parezca que yo ya no estaré a su lado, animándolos como ustedes lo hicieron durante toda mi vida, no es así, solo levanten la cabeza al cielo cuando estén pasando un momento difícil y sepan que aunque no les daré las respuestas, los estaré cuidando durante todo el trayecto y no importa qué camino tomen, yo siempre desde la distancia, los apoyaré.