Como dice el título, hice un Ironman con dos meses de entrenamiento. O mejor dicho, medio Iroman, pero suena mejor la primera frase. Un medio Ironman son 1.9km de natación, 90km de bicicleta y 21km de carrera. ¿Por qué lo hice? No había tenido tanto tiempo libre en años para poder entrenar y mayo sería un mes emocionalmente difícil, así que quería una distracción. PD, la próxima vez que necesite una distracción mejor me pondré a coleccionar monedas.

Si quieres el modo hardcore, 6 meses de entrenamiento es lo mínimo que cualquiera recomienda para un medio Ironman. Entonces, ¿por qué solo dos meses de entrenamiento? Por tonto. Hace un año ni siquiera sabía nadar, no tenía una bicicleta y detesto correr. Pero admiro mucho a los atletas de larga distancia y por alguna razón, solo disfruto el hacer deporte si termino exhausto y no puedo moverme al terminar. Sumado a esto, le tengo pánico a las lesiones de rodilla y el triatlón es una buena combinación de deportes para no sobreentrenar ninguna parte del cuerpo, al menos es mi lógica. Pero siendo sinceros, la razón principal fue que pensé que iba a ser más fácil de lo que en realidad terminó siendo. -Solo son 21km -Solo es bicicleta -Solo son 6 horas. No podía estar más equivocado y esa es mi primera lección.

1-Nunca es tan fácil como se ve: No importa a cuántas personas hayas visto terminar una maratón, un Ironman, una carrera de 5km, las cosas nunca son tan sencillas como se ven. Así sean miles de personas, cada caso es el resultado de cientos de horas de entrenamiento y mucho sufrimiento. Por cada mil personas que terminan un evento, hay otras cien mil que nunca lo podrían completar y es por algo, siempre es difícil. Para algunos esto es muy obvio, para mí, no era así. Pensé que no puede ser tan difícil si tantos lo intentan. Subestimé lo que un Ironman es y lo terminé pagando caro. Terminé, con un tiempo que me puso entre el último 10% pero lo hice.

2- Just do it! Más cliché no es posible, pero más cierto no puede ser. Hay veces que hay que planear hasta el último detalle, hay veces que simplemente hay que pensar menos y actuar más. Corrí con un traje una talla más pequeña, compré por 10 euros un casco de una niña de 9 años, una semana antes de la competencia todavía no tenía bicicleta y de milagro encontré quien me prestara una que terminó siendo demasiado grande para mí. Y todo esto no es nada para presumir, el día de la competencia pagué las consecuencias de mi falta de planificación porque terminé con un músculo de la espalda roto porque el traje me apretó mucho, pasé todo el trayecto de la bicicleta y de la carrera con un dolor terrible en la espalda baja porque me tenía que inclinar demasiado hacia adelante para alcanzar el timón. Pero lo peor de todo fue que casi me rendí a los 10 minutos porque me perdí en el lago, por no haber leído y memorizarme bien el trayecto. Por suerte, encontré el camino de regreso con el grupo aunque me pegué el susto de mi vida. El punto es, que si al principio hubiera hecho una lista de las cien cosas que tenía que comprar previo al triatlón y de todas las dificultades y cosas que podían y salieron mal. Tanto en gadgets, como en tiempo, como en dinero y en mis limitaciones como atleta, me hubiera desanimado y renunciado desde la primera hora. ¿Pude haber terminado con mucho menos dolor y con un mejor tiempo? Por supuesto. Pero es más probable que primero me hubiera abrumado por todo lo que alguien necesita para entrenar y competir. Y para bien o para mal, prefiero hacer las cosas a lo bruto antes que ser un bruto que no hace nada.

3-Los buenos hábitos nunca vienen solos: Con tan poco tiempo de preparación cada pequeño detalle era importante y después de entrenar, lo más importante iba a ser dormir. Durante todo el tiempo que entrené, mis horas de sueño nunca fueron mejor. Fui constante con las horas de acostarme y levantarme, no hubo fiestas ni bebidas azucaradas, no hubo café por las tardes ni compromisos que arriesgaran mi rutina. Y llevar dos trabajos más las 300 horas de entrenamiento, hizo que no hubiera videos de Youtube, ni series ni tiempo perdido en el celular. Siempre he creído que los malos hábitos nunca vienen solos y resulta que los buenos hábitos tampoco.

4- Cuando tienes un blanco fijo, nada te desvía del camino: Tuve que ajustar mi vida para poner en el centro los entrenamientos y la preparación. Durante este tiempo, todo estaba optimizado para ayudar a rendir mejor en el Ironman, esto quiere decir, que aunque seguía viviendo mi vida normal y dedicándole la mismas horas al trabajo que antes, la ocupación principal era el siguiente entrenamiento. Todo lo demás, pasó a un segundo plano, nada podía sacar a mi mente del trans que era cruzar esa meta. Y no es que entrenar era lo más estresante que estaba aconteciendo en mi vida, es que el entrenamiento se vuelve la manera en que lidias, combates y luego te desases de todo el estrés. Te sientes imperturbable. Por eso me gustan los retos de resistencia, porque no hay nada como cuando tu mente se vacía y solo puede estar en el momento y tratar de sobrellevar o mejor dicho sobrevivir el momento, el ahora, el ya. Es una especie de masoquismo terapéutico, que funciona solo para algunos, pero funciona.

Veinte minutos después de cruzar la meta, un par de mujeres se acercaron a querer tomar una foto de mi medalla. Me preguntaron que cómo me sentía y que si pienso hacer un Ironman de nuevo -¡NUNCA JAMÁS! ESTA GENTE ESTÁ LOCA. Pagar para sufrir de esta manera tiene que ser una especie de crimen, pensé. Mi cuerpo tardó dos días en recuperarse completamente, una lección en sí misma de las barreras de nuestra mente y cuerpo. Al tercer día, vino a mi mente una claridad que jamás había tenido antes. Fue como si formatearon mi disco duro y ahora estaba funcionando a toda su capacidad. Un antes y un después. Si me preguntan hoy, definitivamente haré un Ironman, un completo la próxima vez. Pero esta vez, con un poco más de entrenamiento.
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